- Mar 9, 2015
In Their Own Words: Interviews with Mexican Migrants, Part Two
The Mexican Migration Project (MMP) is a joint Mexican-United States research effort dedicated to gathering social and economic data about documented and undocumented Mexican migrants. They host all of this data, completely and freely available to the public, on their website. They also feature interviews, available in both English and Spanish, with thirteen different Mexican migrants. Below is an excerpt--in English and Spanish--of an interview with Hector entitled "One alone cannot do anything/Uno solo no hace nada":
During all my time in Chicago, I was never deported. I was deported twice at the border when I tried to cross. One day, I served one officer from the border patrol. He used to go every day to eat there. By mistake, I told him that I was undocumented.
He said that he had the orders to detain people, to which I replied, “Just don’t come for me.”
“Don’t you have papers?” he asked.
“No, I don’t,” I said.
“And, you’re telling me that?” he asked.
“If you want, detain me,” I said.
“No, you’re a good friend. There are undocumented people who shouldn’t be detained; there are others who should,” he replied.
“Like whom?” I asked.
“There are a lot of Mexican drug dealers,” he said. Then, he continued by saying that he knew a lot of people like me, who worked with all their love and had good intentions. He said that he always saw me working happy, because I was always singing. In fact, I once sang “Spanish Eyes” at a farewell party before returning to Mexico. I thought I wouldn’t return because I returned with my wife. Cindy, a lady who liked me a lot and died of cancer later on, she organized the farewell party in a restaurant. They even filmed me while I was singing. It’s a nice memory.
During one of my last trips to the U.S., in 1985 – I returned definitely in 1987 to México, - I took three friends of mine. Everyone whom I invited, I gave them good advice. I never told them about women or drugs; I simply told them about work. Whenever I used to see a guy with drugs at work, I took him to the office and used to speak with him. One time, I met a guy called Antonio from Aguilillas, Michoacan. While I was looking for my watch, I found a letter from his mother. I read it and said, “My son, I don’t want your money; I only want to know more of you.” That helped me realized that one is nothing in U.S. That’s when I created my saying “If you don’t take care of yourself, who will.” Then, I talked with two of my brothers who are still in the U.S. – one of them stayed in my place as a cook.
“Look, here we don’t have family. You’re the only one. If you don’t take of yourself, who will? No one will look for you. Life is difficult here. I don’t have anything bad to say about the U.S. Thanks to my trips there, I have everything I have now. But I have it, because I took advantage of my opportunities. Now that I’m back, I’ve invested my money and now my salary is double of what I had there. Note that my salary there was quite good. Now, my weekly salary is about $600 dollars. My brother never liked living here. He got married and divorced over there. He never knew why I returned.
We don’t have to close our opportunities. Besides, we won’t return to eat just beans like before. We have to use all the experiences learned to our advantage here. I admire my boss a lot, because during my time there, I saw his thoughts of getting ahead. I adopted that ideology now that I’m back. Sometimes I feel I lost a lifetime, while I was there, but now I’m trained for everything. First, I know all my sacrifices to obtain everything. Second, my father used to tell me that the North was tomb. He worked ther for 20 years, and did nothing. He wasted all the money he got paid. He had fun, and used to say that one gets dollars there but also spends dollars there. However, if you convert those dollars to pesos, you’ll get revenue. He didn’t want me to repeat his mistakes from his youth.
Total que allá en Chicago nunca me aventó la migra, solo dos veces a la entrada en la frontera. Una vez tuve el gusto de darle de comer a uno de la migración, sin darse cuenta le dije que era ilegal, diario iba a comer en la barra y convivía con los clientes, ese día platique con él de la migración, decía que había la orden de hacer limpia, nomás no vayas a venir por mi.
- ¿A poco no tienes papeles?
- No, no tengo.
- ¡Y me lo estas diciendo a mí!
- Si quieres llevarme, llévame.
- No, eres buen amigo, hay personas que no tienen papeles y deberían tenerlos, hay otros que los tienen y no deberían tenerlos.
- ¿Como cuales?.
- Como tanto pinche contrabandista mexicano.
En cambio decía que conocía mucha gente como yo, que del trabajo se iba a su casa y que trabajaban con mucho amor, buena atención a la gente, él siempre me veía trabajando alegre, porque siempre andaba cantando, por cierto, una vez cante ojos españoles en una fiesta que me hicieron como despedida, vine a México y pensaban que ya no iba a volver, me vine con mi esposa porque a mi padre le amputaron una pierna, una señora que me estimaba mucho, se llamaba Cindy, murió de cáncer, me organizó la despedida en un restaurante, me filmaron una película cantando la canción en español, un recuerdo muy bonito.
Una de las ultimas veces que me fui a Estados Unidos, en 1985, porque en 1987 me vine definitivamente para México, me llevé tres chamacos, amigos míos, a todos los que invitaba les daba consejos sanos, nunca les platicaba de viejas ni de putas ni de drogas; simplemente aquí en el negocio, cuando miro a un chamaco que le guste doparse con el pegamento que usamos para trabajar, lo paso a la oficina y hablo con él, le digo que no esta bien, le platicó que yo conocí muchas personas perdidas por el vicio en Estados Unidos; allá conocí a un muchacho, Antonio, un amigo de Aguilillas, Michoacán, un día, buscando un reloj, me encontré una carta que su madre le envió, la leía por curiosidad y le decía:
- Hijo mío, no quiero que me mandes dinero, nada más quiero saber de ti.
Eso que leí me sirvió mucho, fue como haber encontrado una cosa valiosa, de veras que, en Estados Unidos, uno vale nomás pura chingada, de ahí empezó mi lema en Estados Unidos: si no te cuidas tú, nadie te cuida; eso después se lo platique a mis dos hermanos que aún están en Estados Unidos, uno de ellos se quedó en mi lugar en el restaurante, como a mí me gusta mucho tomar, le dije:
- Mira carnal, aquí en Estados Unidos no hay familia, aquí el único eres tu, si no te cuidas nadie te cuida, nadie ve por ti, es muy dura la vida en Estados Unidos para luego no aprovecharla, yo no tengo nada de que hablar de Estados Unidos porque, gracias a Estados Unidos, tengo lo que tengo, pero porque lo supe aprovechar y lo supe invertir, al grado que hoy lo que ganaba en Estados Unidos lo gano aquí al doble, y eso que mi sueldo era muy bueno allá.
Ahorita estaría ganando unos 600 por semana. A él nunca le gustó la vida de aquí, se casó allá y se divorcio. Me decía que para que me venía.
- ¿Qué vas a hacer a México?
- Nunca hay que cerrarse el mundo, además no vas a volver a comer solo frijoles como antes, todas las experiencias que se adquieren aquí en Estados Unidos de algo tienen que servir. Admiro mucho a este viejo, a mi patrón, porque él todo el tiempo tiene en el pensamiento el ir adelante, pues yo lo estoy imitando de este momento que me voy para mi tierra, porque ya llevo en el pensamiento el ir solo para adelante, voy a llegar ciego porque, trece años aquí, hago de cuenta que perdí toda una vida en México, pero llevo la mente capacitada por tantos dolores de cabeza que me dio la vida en Estados Unidos, primero, por tanto sacrificio para conseguir lo que hice en México, dos, la principal, yo no sé si hayas tenido platicas con mi padre pero, él a mí me decía que el Norte era una sepultura, mi padre trabajó 20 años allá y no hizo nada, me decía que todo lo que ganó lo aventó a la perdición, se divirtió a lo grande, me decía que el Norte es una tumba porque allá ganas dólares y gastas dólares, pero, si esos dólares los conviertes en pesos te rinden mucho, y lo que yo no hice de joven quiero que tu lo hagas, me decía.